Hace 3 semanas y algunos días llegué a Chicago como parte del programa Young Leaders of the Americas (YLAI). Junto a mí, cientos de emprendedores de toda Latinoamérica y otros 5 emprendedores dominicanos y dominicanas, vinimos listos y listas a sacarle el mayor provecho a este intercambio profesional.
Con este intercambio buscamos adquirir una visión global de nuestros negocios intercambiar buenas prácticas, contactos, y aprendizajes; hacer preguntas y trabajar en los retos principales que tenemos como emprendedores.
Mi host, es una incubadora de proyectos creativos y culturales llamada 2112, que además cuenta con programas de mentoría para emprendedores y un estudio de creación de contenido audiovisual y de podcast. Una perfecta combinación para mí que nace de un proceso arduo de pareo entre emprendedores y negocios que participan en el programa.
Estas primeras semanas de trabajo han estado cargadas de aprendizajes, lecciones y de conocer a mucha gente nueva. Desde colegas podcasters, productores, artistas, creadores, mentores, dueños de negocios similares al mío y otros de sectores diferentes, estas personas me han ido aportando conocimiento, experiencias y también me han validado, y desmontado, muchas creencias que traía de República Dominicana sobre lo que hago y hacia dónde quiero ir.
Me llena de orgullo, de satisfacción y de muchísimo agradecimiento lo que he estado viviendo y hoy quiero compartir un poco de la historia detrás de esta experiencia (pues no todo es como se ve en las redes jeje).
La realidad es que aplicar a YLAI me tomó días para llenar y enviar mi formulario (y se me borró la aplicación completa el último día para aplicar); semanas esperando respuesta y meses completando requerimientos y certificaciones; estudiando módulos asistiendo a eventos virtuales y a decenas de reuniones. Me tomó mucha preparación personal y profesional, y muchísima paciencia. De hecho, me fue pésimo en la entrevista y pasé a una lista de espera antes de llegar a la final.
Ha sido un proceso largo, retador e intenso y fueron muchas las veces que quise retirarme y tirar la toalla. Pero, ¿les digo algo? En la constancia y la tenacidad está la clave. Si no aplico, si no espero, si no invierto, si no me preparo, no estaría viviendo la parte más emocionante del programa: el viaje mismo. Un año y medio después estamos en Chicago viviendo una experiencia que puede significar un antes y después para los 6 dominican@s que estamos participando y para el resto de los 200 y pico de fellows de toda Latinoamérica.
Nada llega fácil. El éxito de un día para otro tarda 5, 10 y hasta 20 años en construirse. La semilla que sembramos hoy para que nos dé sombra y frutos en el futuro, necesita tiempo, agua, sol y mucha paciencia para ser disfrutada.
Entonces, el mensaje principal que quiero que se lleven hoy es: apliquen, inviertan, siembren hoy. Como dice un querido amigo, el tiempo va a pasar como sea, apliques o no apliques, tomes o no la decisión, lo hagas o no lo hagas. Tal vez en 1, 2 o 3 años agradecerás haber dado hoy un pequeñito paso hacia la vida que sueñas.
Espero que esta reflexión te sirva de inspiración para comenzar, a tu ritmo y con respeto hacia tu proceso.
Queda pendiente compartirles los aprendizajes que he ido recolectando a nivel profesional pero primero tengo que vivirlos, internalizarlos, integrarlos y después compartirlos.
El cielo no es el límite, hay galaxias y otros universos por descubrir.
Les quiero.
Atentamente,
Lau.
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